Infraestructura soterrada para el acceso de la línea de AVE, túnel de ocho kilómetros de longitud que atraviesa la ciudad en subterráneo en sus últimos tramos, un centro comercial y de ocio diseñado por un arquitecto de prestigio… La descripción no corresponde a la estación Central o el túnel pasante de Valencia aunque, a prioiri, podría parecerlo. Se trata de la nueva estación de Vigo-Urzáiz, que el Ministerio de Fomento construye para la llegada de la alta velocidad a la ciudad gallega.
Es la segunda estación provisional que tendrá Vigo (actualmente funciona la de Guixar) a la espera de la construcción definitiva pero, a diferencia de Valencia, el proyecto que se ejecuta en la actualidad servirá de base para el diseñado por Thom Mayne, ya que las obras suponen la construcción de los dos primeros pisos de forjado del futuro edificio de la estación.
Además, sí que contempla el soterramiento de las vías. En concreto, la playa de vías estará a una cota 15 metros inferior a la antigua terminal (se derribó para levantar la actual en la misma ubicación) con el objetivo de adaptarse al trazado del acceso a Vigo del llamado eje atlántico de alta velocidad.
La situación contrasta con el proyecto valenciano, aparcado por las administraciones hasta que la situación económica mejore debido a su coste, cifrado en 800 millones. A este respecto, el Colegio de Ingenieros Industriales de la Comunidad Valenciana (COIICV) ha matizado en más de una ocasión que tan sólo quedan alrededor de 480 millones por ejecutar y que harían falta unos 262 para hacer realidad el túnel pasante de seis kilómetros.
Respecto a la estación diseñada por César Portela, tanto la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, como los ingenieros industriales han expresado la necesidad de reducir su coste. Incluso el ayuntamiento y Fomento anunciaron en junio del año pasado que se estaba estudiando su abaratamiento para hacer viable las obras. Desde entonces, no ha trascendido ningún avance en este sentido. Ni siquiera cuando el arquitecto visitó la ciudad para ser investido académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos; fecha en que Barberá calificó su proyecto de «inviable», al igual que «la línea que tiene que atravesar toda la ciudad», en referencia al eje pasante.
Por contra, el túnel sí que se ejecuta en Vigo pues servirá para entrar a la terminal ferroviaria. Tendrá ocho kilómetros y su origen está en Redondela. Según la información facilitada por Fomento a finales de diciembre, cuando la ministra Ana Pastor visitó la zona, su ejecución está al 70% por lo que, salvo imprevistos técnicos, la estación podrá estar operativa a finales de 2014.
Sin proyecto urbanístico
También está al 70% la obra para la cubrición del cajón ferroviario, una actuación a la que se han destinado 22 millones. En total, la segunda estación provisional de Vigo necesitará una inversión de 126 millones. A partir de su puesta en marcha sólo quedará pendiente el proyecto del norteamericano Thom Mayne, presupuestado en unos 100 millones, y que se llevará a cabo una vez entre en servicio el tráfico ferroviario. De hecho, Fomento espera adjudicar este año la construcción de la terminal definitiva.
Según confirmó la propia Pastor en diciembre, la estación planteada por Mayne «sigue adelante»; eso sí, con las modificaciones que se pactaron con el propio Mayne (con César Gavela no ha habido contactos) tras quedar desierto el concurso anterior, pues el proyecto se acometerá con la fórmula de la colaboración público-privada. Fuentes de Adif confirmaron ayer que se está en negociación con los inversores y que el centro comercial que acogerá la infraestructura se hará bajo el paraguas de Vitalia, la marca comercial de Adif para las grandes estaciones ferroviarias que cuentan con servicios de transporte de viajeros, comercio y ocio.
Ésta es otra de las diferencias con Valencia, pues la construcción de la estación definitiva de Vigo no está vinculada a ningún desarrollo urbanístico. En cambio, buena parte de la Central se financiará con la venta de las parcelas de cuatro torres en el Parque Central.
Valencia no es la única ciudad que tiene aparcada su estación soterrada. Sucede lo mismo en Murcia, donde el AVE llegará a la estación provisional de Los Dolores y no a la subterránea de El Carmen; y en Sevilla, donde Fomento tumbó el proyecto del arquitecto Rafael Moneo, que incluía una parte soterrada para ganar metros en plazas y jardines.