La realidad de Caja Mediterráneo
María Dolores Amorós – Directora general de CAM
17.07.2011 | 02:00
La semana que hoy concluye ha sido de las más intensas en noticias económicas de los últimos años. La última de ellas ocurrió el pasado viernes con la publicación de las pruebas de estrés a la banca europea.
Por una parte, es muy positivo que el sector financiero se “desnude” ante los ciudadanos y los mercados para demostrar cuál es nuestra capacidad de hacer frente a la peor situación económica que pueda darse. Pero por otro lado, este ejercicio de transparencia de la banca europea se ve empañado por todas las críticas que ha recibido la Autoridad Bancaria Europea (EBA en sus siglas en inglés), por los criterios empleados para realizar estos test de estrés.
Como también viene siendo habitual durante los últimos meses, CAM ha vuelto a tener una presencia destacada en los medios de comunicación. A pesar de todo lo que se ha dicho y escrito, el Banco de España ratificó el pasado miércoles su compromiso de aportar 2.800 millones de euros del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria que serán desembolsados al igual que al resto de cajas de ahorro que ya los han recibido.
Pues bien, con estos datos en la mano es cierto e indiscutible que nuestra caja no necesitará capital adicional para resistir con suficiencia hasta el peor de los supuestos económicos previstos por la Autoridad Bancaria Europea en un escenario teórico de regresión severa.
Y para que no haya dudas, detallo a continuación los números: 2.346 millones de euros del llamado Core Tier 1 y, fundamentalmente, 1.001 millones de provisiones genéricas, llamadas también provisiones anticrisis, que para eso las declaró obligatorias el Banco de España. Estos fondos, que en el caso de CAM alcanzan el máximo legal permitido, son los recursos de más inmediata disposición ante cualquier contingencia.
Por eso es absurdo el criterio utilizado por la EBA de no tenerlas en cuenta. Ya lo había anticipado a principios de julio una autoridad regulatoria alemana, que divergía con la EBA por la forma de llevar a cabo estas pruebas. Tanto es así que el banco regional Helaba la requirió el jueves para que no se hicieran públicos sus resultados.
Considerando con rigor técnico la metodología, no puede decirse que, desde un punto de vista comparativo, las pruebas sean la imagen fiel del sistema financiero europeo. Tampoco de la verdadera capacidad de resistencia de las entidades analizadas. Si las pruebas de Basilea II fueron discutidas, estas últimas pueden serlo más, como ya está sucediendo, ya que una vez presentados los resultados de los test, la propia EBA se ha mostrado dispuesta a revisar los criterios empleados para el futuro.
Se ha levantado una enorme polvareda mediática a propósito de cómo se han realizado las pruebas y los resultados que han arrojado. Se han adelantado muchos datos y, aunque algunos fueran más que previsibles, se ha producido una enorme confusión.
Por eso considero necesario separar las unas de los otros y dar un mensaje nítido a los clientes de Caja Mediterráneo. Lo importante es que los resultados de las pruebas, por mucho que se adornen o se disfracen, no niegan, porque no pueden hacerlo, la realidad evidente: CAM tiene la capacidad financiera suficiente, sin ninguna duda, para superar una teórica situación muchísimo más crítica que la actual.
Este escenario hipotético o escenario adverso contempla una caída acumulada de la demanda del 2%, tasas de paro próximas al 22%, tasa de inflación muy contenida y significativas caídas en activos inmobiliarios. Aunque es altamente improbable que ocurra -tan sólo tiene el 3% de probabilidad de suceder- no está mal contemplarlo, aunque sólo sea de forma teórica. Y lo que es más importante: ante esta hipótesis tan adversa, CAM supera las pruebas de estrés sin necesidad de capital adicional.
CAM sigue trabajando en el camino de reforzar su posición con algún inversor que aporte valor y aumente su solidez financiera. El FROB ha ratificado esta semana, una vez más, la aportación de 2.800 millones de euros para fortalecer nuestro capital, lo que asegura a CAM sobrepasar el 10 % exigido y estamos cumpliendo y superando los objetivos recogidos en el Plan de Reestructuración diseñado para mejorar la eficiencia.
Y si finalmente la aportación de capital público fuera mayoritaria en la Caja, y por tanto se produjera lo que se denomina “nacionalización”, nuestros clientes pueden estar muy tranquilos. De producirse este hecho, no mermarían ni un ápice las garantías de las que ahora disponen, porque supone estabilidad, confianza y futuro para nuestro proyecto ya que el Estado participaría como socio. CAM continuará siendo su entidad de referencia, estrechamente vinculada al territorio y con una Obra Social que es nuestro orgullo y razón de ser.