versió en castellà
Del 27-S del 1975 al 1-O del 2017
Los espectros de los cinco jóvenes fusilados por el franquismo el 27 de septiembre de 1975 (de 21, 21, 25, 27 y 33 años de edad respectivamente) en Cerdanyola, Burgos y Hoyo de Manzanares, vuelven ahora, en septiembre del 2017 desde sus tumbas, para recordarnos el porqué de sus muertes y para exigirnos, a los demócratas, denunciar lo que ahora, en las vísperas del 1-O, ya es evidente: que la Constitución de 1978 –surgida por la derrota de los que se oponían a un pacto con el franquismo, entre ellos los cinco jóvenes– es la última Ley Fundamental del Reino, sin Franco pero con los Borbones.
La Constitución de 1978 fue un trágala. Recordemos como fue impuesto el artículo 2, mediante un papel escrito a mano que llevó un motorista desde la Moncloa [Nacionalidades y nacionalismos en España. Jordi Solé Tura. 1985] o aquello que decía el profesor Aranguren [El País 27.V.78]: “…para que sea posible, en serio, una Constitución, es menester un proceso constituyente, la eclosión desde abajo, de la democracia y la convocatoria al país por el país a unas cortes constituyentes. Es decir justo lo que no ocurrió al extinguirse el régimen anterior por muerte natural de su fundador y al funcionar con todo rigor el previsto mecanismo de trasmisión del poder supremo”. Un trágala, al que se prestaron PCE, PSOE y CDC, que ha podido resistir hasta ahora gracias al llamado consenso entre aquellos que la pactaron. En todos estos treinta y nueve años no ha habido ningún ‘mensaje de Navidad’ de los dos (de tres) únicos Jefes de Estado, donde no hayan apelado al consenso para continuar maquillando el origen espurio de esta Ley concatenada con las leyes franquistas.
Pero ahora en el 2017 –por las razones de todos conocidas– uno de los que aceptaron el trágala ha roto el consenso y de repente muchos ya se dan cuenta, como en el cuento del danés Andersen, que “el rey está desnudo”, advirtiendo que «no tiene por qué ser verdad el que todo el mundo pensaba que era verdad»
La rotura del ‘consenso’ por parte del parlamento catalán, está produciendo que el maquillaje que hasta ahora mantenía con apariencia ’democrática’ al régimen del 78, ahora empieza a fundirse y se nos aparece con toda su cruda realidad, con su verdadera cara en las vísperas del 1-O.
Los cinco jóvenes (un extremeño/vasco, dos gallegos, un aragonés y un vasco), a los cuarenta y dos años de su sacrificio vienen a reclamarnos justicia. Ellos no aceptaron el trágala y por eso fueron fusilados. Ni siquiera han sido reconocidos –oficialmente– como héroes antifranquistas. Han sido escondidos por los que nos vendieron y todavía nos venden que el régimen del 78 es un régimen verdaderamente democrático. Los cinco jóvenes no eran de los que pactaron. Fueron del bando vencido. Se vislumbran ya, pero, los tiempos de su redención.
Víctor Baeta, de República Valenciana –Partit Valencianiste Europeu