El Consell acepta que la AVL apoye la unidad de la lengua en la definición de ‘catalán’
El Gobierno autonómico ha abierto un proceso de diálogo con la Acadèmia Valenciana de la Llengua para que adapte en su Diccionari normatiu valencià la definición de la palabra ‘valencià’, en relación a la lengua, a lo que marca el Estatuto de la Comunitat, según el dictamen del Consell Jurídic Consultiu. La negociación se establece en ese preciso término. En ningún otro. Ni siquiera en la definición de ‘català’, que al igual que ‘valenciano’, en el mencionado Diccionari de la AVL, también reconoce la unidad de la lengua.
Así lo reconoció ayer la consellera de Educación, Cultura y Deporte, María José Catalá: «El Gobierno se conformaría con que se adapte al Estatuto la definición de valenciano». Desde la Acadèmia también indicaron que las conversaciones se circunscriben al término ‘valencià’, «no se ha planteado otra cuestión», indicaron fuentes de la AVL.
En la obra elaborada durante 12 años por la Acadèmia se define la voz ‘valencià’ como «llengua romànica parlada a la Comunitat Valenciana, així com a Catalunya, les Illes Balears, el departament francés dels Pirineus Orientals, el Principat d’Andorra, la franja oriental d’Aragó i la ciutat sarda de l’Alguer, llocs on rep el nom de català».
Y el Diccionari normatiu defiende que ‘català’ es la «llengua romànica parlada a Catalunya, així com a les Illes Balears, el departament francés dels Pirineus Orientals, el Principat d’Andorra, la franja oriental d’Aragó, la ciutat sarda de l’Alguer i la Comunitat Valenciana, on rep el nom de valencià».
Definiciones calcadas
Las definiciones de valenciano y de catalán son prácticamente calcadas y ambas tienen en común que reconocen que se trata de la misma lengua: el catalán es el nombre del idioma que se habla en la Comunitat Valenciana, donde recibe el nombre de valenciano.
En la reunión que mantuvieron el jueves el vicepresidente José Císcar, la consellera María José Catalá, el presidente de la Acadèmia, Ramón Ferrer, y su vicepresidente, Josep Palomero, los representantes de la AVL no recibieron indicación alguna sobre el término ‘català’, sino que la conversación giró sobre el valenciano, aseguraron fuentes del ente normativo oficial.
La consellera de Educación, María José Catalá, y el vicepresidente y portavoz del Consell, comparecieron ayer juntos tras el pleno del Gobierno valenciano. Son las personas designadas por el presidente Fabra para apagar el fuego de la definición del valenciano en la AVL El argumento para que Catalá se sentara junto a Císcar fue la aprobación de un decreto para escolares conflictivos. El asunto quedó solventado en unos minutos. La consellera quedó expuesta a un bombardeo de preguntas sobre la polémica durante más de una hora.
La titular de Educación, con el apoyo del vicepresidente Císcar -la acompañó muy serio-, insistió una y otra vez en que es un asunto jurídico el que se dirime, ni académico ni lingüístico. Fue el mantra al que la consellera se aferró y que ya defendió la semana pasada el portavoz del Gobierno valenciano.
A la imprenta en cinco meses
El siguiente mensaje, el de la negociación, el de la búsqueda del consenso. «El Diccionari normatiu valencià está en proceso abierto para que cualquier ciudadano o institución haga una aportación, realice una propuesta», afirmó la consellera. El Gobierno quiere que la definición del valenciano «sea coherente, se acomode, como dice el CJC, al ordenamiento jurídico valenciano», aseguró la consellera de Educación.
La AVL reconoció que el Diccionari «está abierto» a que los internautas «presenten sugerencias, nunca definiciones» durante un periodo que tendrá una duración de cuatro o cinco meses. «Pero esto es lo que ya estaba previsto en un principio, no se ha adoptado ninguna decisión ahora», apuntaron fuentes del entorno de la presidencia de la entidad. Al término de ese periodo el Diccionari normatiu valencià, una vez esté terminado de corregir los vocablos que consideren los académicos, estará preparado para entrar a la imprenta.
La consellera de Educación descartó aplicar cualquier tipo de medida represiva hacia la AVL porque «estamos en un proceso de diálogo y de buena voluntad». A la entidad normativa la calificó primero como un ente estatutario y después como «una entidad administrativa».
«Porque no queremos caer en la injerencia científica nos hemos limitado a llevar el debate a la parte jurídica. Insisto, no es un debate científico», afirmó la consellera, que reafirmó la autonomía universitaria para que utilice la denominación que estime conveniente, en este caso las cinco universidades públicas usan ‘català’, «pero dentro del ámbito académico».
«El Consell, una piña»
Catalá defendió que en el Consell y en el PP valenciano sus dirigentes van a una y que Serafín Castellano, conseller de Gobernación y Justicia y secretario general lo que ha hecho ha sido «defender el Estatuto», al igual que el síndic en Les Corts, Jorge Bellver.
José Císcar, por su parte, descartó que hubiera divisiones en el seno del Consell sobre el asunto de la lengua. «El Gobierno valenciano es una piña», afirmó el vicepresidente.
«La Comunitat Valenciana no puede permitirse un debate acalorado sobre la lengua. Tenemos que aportar todos serenidad y por eso hablamos con el presidente de la AVL».
Desde la Acadèmia coincidieron en que ambas partes van a poner «buena voluntad» en que se rebaje el tono, a tratar de llegar a acuerdos porque esta polémica «no es buena» para la sociedad valenciana.
La próxima semana «estudiaremos con más calma» el dictamen del Jurídic Consultiu, afirmaron desde el entorno de la presidencia de la entidad normativa.
La consellera de Educación fue preguntada también por su apreciación personal por la polémica abierta con la AVL, sobre si personalmente considera que valenciano y catalán son lo mismo. Su respuesta fue un tanto sorprendente. Si bien en un principio indicó que comparecía en el Palacio de Fuentehermosa «como consellera» que defendía lo que se decía en el Consell y que su formación era jurídica y no lingüística, su opinión personal al respecto, aseveró, la daría en privado tomando a un café.