El Parlamento sólo sirve como caja de resonancia, muy limitada, de la expresión política de las opciones antisistema; nunca como vía de acceso al poder real, que exige el cambio de sistema económico capitalista por otro socialista, sino meramente al gobierno – Marat
“El ciudadanismo desclasado y los mesías de tertulia son solo macabras bromas de las que el capital se ríe mientras aprieta un poco más el tornillo de la prensa bajo la cual se encuentra la clase trabajadora” (Nicolás García Pedrajas)
La democracia que ustedes, los “demócratas” reformistas, neopopulistas y socialdemócratas de nuevo cuño nos ofrecen como opción antiausteridad huele a una vieja claudicación histórica. A la renuncia ideológica que ustedes representan. A la clase pequeñoburguesa que siempre acaba ofreciendo saldos de productos que no arreglan nuestras vidas pero sí sus cómodas conciencias.
La auténtica democracia de la que ustedes no hablan apunta directamente al corazón del capital. Tiene que ver con la protección del ser humano, ocupado, parado o jubilado, por el hecho de haber nacido- algo muy distinto a su renta básica universal, que va a consistir en el “toma 600 euros y búscate la vida porque se acabaron la sanidad, la enseñanza y las pensiones públicas”-, tiene que ver con el control de las producción por los trabajadores, tiene que ver con las comunas como forma de organización barrial, educativa o de otro orden colectivo. Y sí, además hace falta la representación pero en auténtica igualdad de condiciones. El resto es farfolla.
Los comunistas no tenemos respuestas sobre todo esto. Sabemos dónde estamos y dónde queremos ir, sabemos que nos falta mucho recorrido pero no funcionamos sobre programas electorales sino en base a programas mínimos y máximos. Somos conscientes de que necesitamos buscar respuestas.
A finales de Septiembre, en Madrid, una parte de nosotros, (no tenemos derecho a hablar en nombre todos), nos encontraremos para buscar respuestas, aprendizaje y espacios de encuentro comunista.
“Acuérdate que eres actor en una obra teatral, larga o corta, en que el autor ha querido hacerte entrar. Si él quiere que juegues el papel de un mendicante, es preciso que lo juegues tan bien como te sea posible. Igual que si quiere que juegues el papel de un cojo, un príncipe, un hombre del pueblo. Pues eres tú quien debe representar el personaje que te ha sido dado, pero es otro a quien le corresponde elegírtelo”
Como dijo Oscar Wilde: “La vida imita a la ficción, y en concreto a William Shakespeare”. Algunos son actores profesionales, pero todos somos al menos actores aficionados, y escondemos nuestro verdadero pensamiento bajo esa máscara de piel que es nuestro rostro.
Estoy harto de tus críticas al PP. Los árboles no te dejan ver el bosque.
La noción de superestructura designa, por lo tanto, dos aspectos de la sociedad: la estructura jurídico-política y la estructura ideológica. A la primera corresponden el Estado y el derecho, a la segunda, las llamadas “formas de la conciencia social”.
Marta Harnecker, Los conceptos elementales del materialismo histórico
Eres un pesado. Te pasas todos los días del año criticando al PP. Cuando estás con tus amigos, tu tema monográfico de conversación es lo malo y perverso que es Mariano Rajoy. Que si el caso Gürtel, que si la operación Púnica, que si Bárcenas, que si la Esperancita Aguirre… Que si los recortes del PP, que si el aeropuerto que no llegó a funcionar nunca, que si ésta o aquella privatización escandalosa, que si la vulneración de derechos civiles, que si Wert, que si el ministro del Interior, que si el ministro de la polla en vinagre. Que si los destrozos de la sanidad pública, que si el número de imputados que tiene el PP… Eres un puñetero plomo, siempre dando la murga con esas cosas. Y encima cuando te conectas, en las redes sociales sigues con lo mismo, difundiendo por Twitter o Facebook miles de pruebas que evidencian la perversidad del Partido Popular.
Me cansas. Me tienes harto. Tu obsesión por echar al PP me resulta cansina. Solo eres un capullo delante del muro de las lamentaciones, recitando mantras que no por ser verdades tampoco dejan de ser mantras y, sobre todo, obviedades. ¡Papagayo, loro petardo!
Te encanta criticar a los políticos corruptos, aunque ni una sola vez se te escucha criticar a los capitalistas corruptores. No digamos ya hablar del sistema corrupto por su propia naturaleza. Eres incapaz de entender la conexión entre la corrupción y el proceso de acumulación capitalista. Sin duda esas cosas te parecen tonterías teóricas.
Me resultas patético. Te tiras 365 días al año criticando al PP, pero ni un solo día, ni una sola vez, tan siquiera por equivocación, se te escucha criticar al capitalismo. Y ese es tu problema, so lelo. Eres incapaz de ver que el PP apenas es un capataz del cortijo y que la oligarquía capitalista, responsable de todo aquello de lo que te quejas, tiene docenas de recambios. Porque si algo le sobra a la burguesía, son capataces de cortijo. Al final, el gatopardismo permanente es posible gracias a bodoques como tú, incapaces de ver cómo funciona el sistema. Y encima vas de progre.
La propia palabra “capitalismo” te produce alergia. No digamos ya el término “lucha de clases”. Y claro, ya se sabe, los que luchamos por el Socialismo te parecemos unos ilusos que nunca han ganado nada, unos perdedores natos. Mírate en el espejo y verás la imagen de un perdedor nato, pero además de un perdedor nato tonto.
A ver si te enteras. Esto va de lucha de clases, de explotadores y explotados, de trabajadores contra el Capital, de Socialismo o barbarie… Y si te crees que la solución es echar al PP, ¡vas dado! Y por favor, no me vendas la moto posibilista de que el PSOE o Podemos son soluciones menos malas. Gracias a la gente como tú, el sistema se va renovando por ciclos y el bucle de la dominación burguesa mantiene todo su vigor.
Ni una sola vez te escuché criticar al capitalismo, ¡petardo! Así que deja de darme el coñazo con lo que ya sé, con obviedades. ¿Te crees tan diferente de los del PP por ser progre y contentarte con las migajas que la oligarquía deja caer de su mesa de vez en cuando? ¿Alguna vez te has parado a pensar que el sistema funciona gracias a gente como tú?
Sigue con tu delirio, pensando que echando al PP todo se arregla. Vive tu fantasía de ilusión, pasea tu apestoso ciudadanismo por las redes sociales, cómete otro tripi ideológico coletero o pesoero para seguir con el delirio de que los problemas del capitalismo se solucionan con “democracia” capitalista (¡ya hay que ser memo!). Haz lo que te de la gana, pero déjame en paz y deja de aburrirme con tus críticas al PP.
Postdata: lo que llamas “neoliberalismo” es una fase del capitalismo, no una patología curable, un sarampión pasajero. No hay capitalismo bueno, por mucho que te empeñes.
Convocatoria por un espacio de encuentro comunista
La audiencia a la que va dirigida este texto no necesita que aportemos un repaso retrospectivo de los orígenes de la crisis económica. Tampoco buscan soluciones a ella en recetas keynesianas o en la vuelta a unos tiempos idílicos de capitalismo “amable”. Baste decir que escribimos para aquellos que saben que el problema es el capitalismo y que su solución exige su derribo y la construcción de una sociedad socialista.
Sin embargo, si el contexto económico no requiere de aclaraciones especiales, sí vemos necesario precisar la visión del contexto político que nos lleva a ponernos manos a la obra.
El estallido de la última crisis ha derrumbado en Europa los últimos restos del espejismo de Estado del Bienestar que inició su desmonte en los años 70. En los países del sur hemos vivido el problema con mayor intensidad al no partir de los mismos niveles de desarrollo que los del norte. La pérdida de la ilusión de ser (o llegar a ser) clase media y de que los hijos vivirán mejor que los padres desubica, a la vez que “indigna”, a amplias capas de la sociedad que no encuentran un sentido político en el que encajar su futuro.
El riesgo de que la mayoría de esos sectores tomase conciencia de su ubicación real en la estructura social y se reconociera a sí misma como clase trabajadora fue rápidamente atajado por el sistema. En algunos países ha bastado con la irrupción de la “tecnocracia”. En otros países con una tradición más combativa y con resistencias recientes más firmes eso no era suficiente: ocuparon el espacio con actores nuevos que arrastraron a los desubicados a un redil controlable. Tanto en Grecia como en España se puso en marcha el mismo mecanismo: la creación de formaciones populistas y ciudadanistas, que renuncian a la ideología, que niegan la clase, que afirman que el capitalismo puede funcionar si se le hacen unos ajustes, que hacen de la “democracia” una solución fetiche en sí misma.
Es hora de desenmascarar el mito de una clase media no patrimonial, ni propietaria de empresas o negocios, y que cree no ser trabajadora sólo porque unos sueldos más elevados que la media les permitieron acceder durante los años de crecimiento económico a unos niveles de consumo superiores al resto de asalariados. Esa falacia se cae cuando la crisis capitalista les ha resituado en un descenso de niveles de vida, han perdido sus puestos de trabajo o se han enfrentado a la abolición de muchos de sus derechos laborales. Pero es necesario dar, más allá de la testarudez de los hechos, la batalla ideológica por explicar cuál es la auténtica naturaleza de la relación capital-trabajo.
img2 La lucha frente a esta maniobra no ha sido firme sino muy débil en lo ideológico y reformista en lo político. Las organizaciones de la izquierda institucional se han limitado durante décadas a denunciar las políticas del gobierno de turno, proponiéndose como alternativas gestoras de unas tímidas reformas que aliviasen las condiciones de sobreexplotación y prometiendo una salida progresista de la crisis. Nada que rompiese con los límites de la legalidad del sistema político y económico. Tampoco las diversas organizaciones comunistas revolucionarias, algunas de largo recorrido, han logrado conformarse en espacios de aglutinación de nuestra clase y de respuesta al capital. Cuentan con unos militantes imprescindibles, pero no consiguen la capacidad de crecimiento y acumulación de fuerzas que el momento demanda.
En esta situación, cuando los marxistas deberíamos haber conquistado una posición clave en las aspiraciones y la confianza de los desposeídos, nuestra situación es muy débil: no tenemos respuesta coordinada, no tenemos voz para llevarla a la calle y ni siquiera tenemos unidad de acción para superar esta situación. En unos pocos años, paradójicamente cuando más necesario es, el marxismo puede quedar fuera de la experiencia vital de las nuevas generaciones de jóvenes.
img3 Estamos convencidos de que en estos momentos hay gran cantidad de personas de identidad comunista que han abandonado las organizaciones en las que ya no creen sin por ello renunciar a sus convicciones. Marxistas que se niegan a continuar tapándose la nariz para participar en proyectos que ven vacíos de antemano. Exmilitantes con la suficiente formación y sentido crítico como para sentirse incómodos en asambleas en las que todo se está constantemente comenzando de cero y en las que se huye de la más mínima organización que multiplique las fuerzas y dote de estrategia a la lucha.
Creemos que juntos somos mucho más de lo que imaginamos. Por eso nos animamos a escribir este llamamiento. Partimos de la confianza en el compromiso de quienes nos negamos a aceptar como horizonte la falsedad de un “capitalismo de rostro humano”, desmentido por la cotidiana realidad en cada minuto de nuestras vidas, y que aspiramos a una sociedad emancipada de la opresión de clase. Confiamos también en su sentido de la responsabilidad para continuar el combate. Nuestra unidad es necesaria para movilizar a los trabajadores en la búsqueda de la alternativa al capitalismo.
Llamamos a todas aquellas personas, colectivos y organizaciones que saben que la salida de esta situación no está en limar las aristas del capital, sino en acabar con él; es decir, en la lucha por una sociedad sin explotadores ni explotados, en la lucha por una sociedad socialista. Planteamos la necesidad de una herramienta colectiva que nos permita la unidad de acción y un debate sobre las bases del marxismo, entendido éste en un sentido amplio que incorpore las aportaciones del leninismo y de otras corrientes que han enriquecido la teoría de la praxis.
No pretendemos hacer discursos grandilocuentes, estamos convencidos de la responsabilidad que afrontamos todos y todas. Proponemos ya un primer paso. Tenemos la necesidad de un espacio de encuentro común, en el que se puedan sentir cómodos todos los comunistas, tanto los que provienen de organizaciones como los que no. Será necesaria una buena dosis de generosidad, actitud y mente abiertas y voluntad unitaria para echar abajo los muros que aparentemente nos separan; unos obstáculos que muchas veces han sido erigidos por nosotros mismos. Debemos dejar respirar al marxismo como teoría viva y transformadora para que refuerce su condición de terreno fértil en el que se promueve el debate, la reflexión y la práctica, sin llaves secretas que dan la razón a unos elegidos. Un lugar donde analizar entre camaradas la nueva realidad, en el que la teoría dé respuesta a la lucha y sus formas y en el que construir la unidad de acción necesaria para alcanzar el éxito. Un espacio que, desde su nacimiento, se sepa parte de la lucha internacional contra el capital.
Ratificamos como una sola voz las últimas palabras de Rosa Luxemburgo:
“No se trata de reformar la propiedad privada, sino de abolirla; no se trata de paliar los antagonismos de clase, sino de abolir las clases; no se trata de mejorar la sociedad existente, sino de establecer una nueva”.
Carlos Marx
¿De qué servirá la MAREA TARONJA cuando tenga un grupo parlamentario propio en un sistema esencialmente capitalista, nacido en una gran farsa llamada transición, y constatemos todos de que carece de capacidad, fuerza y resonancia para presionar y cambiar una Constitución y un régimen esencialmente neofranquista?
Los cambios políticos no se producen aceptando con tanta sumisión el juego parlamentario que imponen los que de verdad tienen el Poder…. Y ese Poder es esencialmente económico.
Es en las Cortes de España donde se representa una de las más burdas y mezquinas farsas, un vulgar sainete.
Compromís acepta con alborozo e inusitada alegría el chantaje de un Mesías, de un pastor de cabras creado por los medios de intoxicación del capitalismo a cambio de un puñado de poltronas en el Congreso de los Diputados en Madrid. Y esa aceptación sumisa de la propuesta de una organización ciudadanista venida a menos y carente de organización y programa, supondrá la perdida de credibilidad de Compromís, generando una gran decepción entre sus votantes, pues la secta de Pablo Iglesias y Ciudadanos son los recambios que ha preparado el sistema capitalista en España para perpetuar el bipartidismo, una vez agotados y amortizados el PSOE y el PP.
El Parlamento sólo sirve como caja de resonancia, muy limitada, de la expresión política de las opciones antisistema; nunca como vía de acceso al poder real, que exige el cambio de sistema económico capitalista por otro socialista, sino meramente al gobierno – Marat
“El ciudadanismo desclasado y los mesías de tertulia son solo macabras bromas de las que el capital se ríe mientras aprieta un poco más el tornillo de la prensa bajo la cual se encuentra la clase trabajadora” (Nicolás García Pedrajas)
Per a fer que, politicament, l’Espanya de Pablo Iglesias?
Esperem que Morera ens aclarisca el que…
També podem fer propostes…
La democracia que ustedes, los “demócratas” reformistas, neopopulistas y socialdemócratas de nuevo cuño nos ofrecen como opción antiausteridad huele a una vieja claudicación histórica. A la renuncia ideológica que ustedes representan. A la clase pequeñoburguesa que siempre acaba ofreciendo saldos de productos que no arreglan nuestras vidas pero sí sus cómodas conciencias.
La auténtica democracia de la que ustedes no hablan apunta directamente al corazón del capital. Tiene que ver con la protección del ser humano, ocupado, parado o jubilado, por el hecho de haber nacido- algo muy distinto a su renta básica universal, que va a consistir en el “toma 600 euros y búscate la vida porque se acabaron la sanidad, la enseñanza y las pensiones públicas”-, tiene que ver con el control de las producción por los trabajadores, tiene que ver con las comunas como forma de organización barrial, educativa o de otro orden colectivo. Y sí, además hace falta la representación pero en auténtica igualdad de condiciones. El resto es farfolla.
Los comunistas no tenemos respuestas sobre todo esto. Sabemos dónde estamos y dónde queremos ir, sabemos que nos falta mucho recorrido pero no funcionamos sobre programas electorales sino en base a programas mínimos y máximos. Somos conscientes de que necesitamos buscar respuestas.
A finales de Septiembre, en Madrid, una parte de nosotros, (no tenemos derecho a hablar en nombre todos), nos encontraremos para buscar respuestas, aprendizaje y espacios de encuentro comunista.
Marat
http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2015/08/tsipras-y-el-mito-de-la-ilusion.html
Los textos de Marat me parecen un poco teatrales.
“Acuérdate que eres actor en una obra teatral, larga o corta, en que el autor ha querido hacerte entrar. Si él quiere que juegues el papel de un mendicante, es preciso que lo juegues tan bien como te sea posible. Igual que si quiere que juegues el papel de un cojo, un príncipe, un hombre del pueblo. Pues eres tú quien debe representar el personaje que te ha sido dado, pero es otro a quien le corresponde elegírtelo”
Epícteto
Como dijo Oscar Wilde: “La vida imita a la ficción, y en concreto a William Shakespeare”. Algunos son actores profesionales, pero todos somos al menos actores aficionados, y escondemos nuestro verdadero pensamiento bajo esa máscara de piel que es nuestro rostro.
Toda nuestra vida es puro teatro.
http://wordpress.danieltubau.com/la-vida-es-una-obra-de-teatro/
Estoy harto de tus críticas al PP. Los árboles no te dejan ver el bosque.
La noción de superestructura designa, por lo tanto, dos aspectos de la sociedad: la estructura jurídico-política y la estructura ideológica. A la primera corresponden el Estado y el derecho, a la segunda, las llamadas “formas de la conciencia social”.
Marta Harnecker, Los conceptos elementales del materialismo histórico
Eres un pesado. Te pasas todos los días del año criticando al PP. Cuando estás con tus amigos, tu tema monográfico de conversación es lo malo y perverso que es Mariano Rajoy. Que si el caso Gürtel, que si la operación Púnica, que si Bárcenas, que si la Esperancita Aguirre… Que si los recortes del PP, que si el aeropuerto que no llegó a funcionar nunca, que si ésta o aquella privatización escandalosa, que si la vulneración de derechos civiles, que si Wert, que si el ministro del Interior, que si el ministro de la polla en vinagre. Que si los destrozos de la sanidad pública, que si el número de imputados que tiene el PP… Eres un puñetero plomo, siempre dando la murga con esas cosas. Y encima cuando te conectas, en las redes sociales sigues con lo mismo, difundiendo por Twitter o Facebook miles de pruebas que evidencian la perversidad del Partido Popular.
Me cansas. Me tienes harto. Tu obsesión por echar al PP me resulta cansina. Solo eres un capullo delante del muro de las lamentaciones, recitando mantras que no por ser verdades tampoco dejan de ser mantras y, sobre todo, obviedades. ¡Papagayo, loro petardo!
Te encanta criticar a los políticos corruptos, aunque ni una sola vez se te escucha criticar a los capitalistas corruptores. No digamos ya hablar del sistema corrupto por su propia naturaleza. Eres incapaz de entender la conexión entre la corrupción y el proceso de acumulación capitalista. Sin duda esas cosas te parecen tonterías teóricas.
Me resultas patético. Te tiras 365 días al año criticando al PP, pero ni un solo día, ni una sola vez, tan siquiera por equivocación, se te escucha criticar al capitalismo. Y ese es tu problema, so lelo. Eres incapaz de ver que el PP apenas es un capataz del cortijo y que la oligarquía capitalista, responsable de todo aquello de lo que te quejas, tiene docenas de recambios. Porque si algo le sobra a la burguesía, son capataces de cortijo. Al final, el gatopardismo permanente es posible gracias a bodoques como tú, incapaces de ver cómo funciona el sistema. Y encima vas de progre.
La propia palabra “capitalismo” te produce alergia. No digamos ya el término “lucha de clases”. Y claro, ya se sabe, los que luchamos por el Socialismo te parecemos unos ilusos que nunca han ganado nada, unos perdedores natos. Mírate en el espejo y verás la imagen de un perdedor nato, pero además de un perdedor nato tonto.
A ver si te enteras. Esto va de lucha de clases, de explotadores y explotados, de trabajadores contra el Capital, de Socialismo o barbarie… Y si te crees que la solución es echar al PP, ¡vas dado! Y por favor, no me vendas la moto posibilista de que el PSOE o Podemos son soluciones menos malas. Gracias a la gente como tú, el sistema se va renovando por ciclos y el bucle de la dominación burguesa mantiene todo su vigor.
Ni una sola vez te escuché criticar al capitalismo, ¡petardo! Así que deja de darme el coñazo con lo que ya sé, con obviedades. ¿Te crees tan diferente de los del PP por ser progre y contentarte con las migajas que la oligarquía deja caer de su mesa de vez en cuando? ¿Alguna vez te has parado a pensar que el sistema funciona gracias a gente como tú?
Sigue con tu delirio, pensando que echando al PP todo se arregla. Vive tu fantasía de ilusión, pasea tu apestoso ciudadanismo por las redes sociales, cómete otro tripi ideológico coletero o pesoero para seguir con el delirio de que los problemas del capitalismo se solucionan con “democracia” capitalista (¡ya hay que ser memo!). Haz lo que te de la gana, pero déjame en paz y deja de aburrirme con tus críticas al PP.
Postdata: lo que llamas “neoliberalismo” es una fase del capitalismo, no una patología curable, un sarampión pasajero. No hay capitalismo bueno, por mucho que te empeñes.
@VigneVT
Convocatoria por un espacio de encuentro comunista
La audiencia a la que va dirigida este texto no necesita que aportemos un repaso retrospectivo de los orígenes de la crisis económica. Tampoco buscan soluciones a ella en recetas keynesianas o en la vuelta a unos tiempos idílicos de capitalismo “amable”. Baste decir que escribimos para aquellos que saben que el problema es el capitalismo y que su solución exige su derribo y la construcción de una sociedad socialista.
Sin embargo, si el contexto económico no requiere de aclaraciones especiales, sí vemos necesario precisar la visión del contexto político que nos lleva a ponernos manos a la obra.
El estallido de la última crisis ha derrumbado en Europa los últimos restos del espejismo de Estado del Bienestar que inició su desmonte en los años 70. En los países del sur hemos vivido el problema con mayor intensidad al no partir de los mismos niveles de desarrollo que los del norte. La pérdida de la ilusión de ser (o llegar a ser) clase media y de que los hijos vivirán mejor que los padres desubica, a la vez que “indigna”, a amplias capas de la sociedad que no encuentran un sentido político en el que encajar su futuro.
El riesgo de que la mayoría de esos sectores tomase conciencia de su ubicación real en la estructura social y se reconociera a sí misma como clase trabajadora fue rápidamente atajado por el sistema. En algunos países ha bastado con la irrupción de la “tecnocracia”. En otros países con una tradición más combativa y con resistencias recientes más firmes eso no era suficiente: ocuparon el espacio con actores nuevos que arrastraron a los desubicados a un redil controlable. Tanto en Grecia como en España se puso en marcha el mismo mecanismo: la creación de formaciones populistas y ciudadanistas, que renuncian a la ideología, que niegan la clase, que afirman que el capitalismo puede funcionar si se le hacen unos ajustes, que hacen de la “democracia” una solución fetiche en sí misma.
Es hora de desenmascarar el mito de una clase media no patrimonial, ni propietaria de empresas o negocios, y que cree no ser trabajadora sólo porque unos sueldos más elevados que la media les permitieron acceder durante los años de crecimiento económico a unos niveles de consumo superiores al resto de asalariados. Esa falacia se cae cuando la crisis capitalista les ha resituado en un descenso de niveles de vida, han perdido sus puestos de trabajo o se han enfrentado a la abolición de muchos de sus derechos laborales. Pero es necesario dar, más allá de la testarudez de los hechos, la batalla ideológica por explicar cuál es la auténtica naturaleza de la relación capital-trabajo.
img2 La lucha frente a esta maniobra no ha sido firme sino muy débil en lo ideológico y reformista en lo político. Las organizaciones de la izquierda institucional se han limitado durante décadas a denunciar las políticas del gobierno de turno, proponiéndose como alternativas gestoras de unas tímidas reformas que aliviasen las condiciones de sobreexplotación y prometiendo una salida progresista de la crisis. Nada que rompiese con los límites de la legalidad del sistema político y económico. Tampoco las diversas organizaciones comunistas revolucionarias, algunas de largo recorrido, han logrado conformarse en espacios de aglutinación de nuestra clase y de respuesta al capital. Cuentan con unos militantes imprescindibles, pero no consiguen la capacidad de crecimiento y acumulación de fuerzas que el momento demanda.
En esta situación, cuando los marxistas deberíamos haber conquistado una posición clave en las aspiraciones y la confianza de los desposeídos, nuestra situación es muy débil: no tenemos respuesta coordinada, no tenemos voz para llevarla a la calle y ni siquiera tenemos unidad de acción para superar esta situación. En unos pocos años, paradójicamente cuando más necesario es, el marxismo puede quedar fuera de la experiencia vital de las nuevas generaciones de jóvenes.
img3 Estamos convencidos de que en estos momentos hay gran cantidad de personas de identidad comunista que han abandonado las organizaciones en las que ya no creen sin por ello renunciar a sus convicciones. Marxistas que se niegan a continuar tapándose la nariz para participar en proyectos que ven vacíos de antemano. Exmilitantes con la suficiente formación y sentido crítico como para sentirse incómodos en asambleas en las que todo se está constantemente comenzando de cero y en las que se huye de la más mínima organización que multiplique las fuerzas y dote de estrategia a la lucha.
Creemos que juntos somos mucho más de lo que imaginamos. Por eso nos animamos a escribir este llamamiento. Partimos de la confianza en el compromiso de quienes nos negamos a aceptar como horizonte la falsedad de un “capitalismo de rostro humano”, desmentido por la cotidiana realidad en cada minuto de nuestras vidas, y que aspiramos a una sociedad emancipada de la opresión de clase. Confiamos también en su sentido de la responsabilidad para continuar el combate. Nuestra unidad es necesaria para movilizar a los trabajadores en la búsqueda de la alternativa al capitalismo.
Llamamos a todas aquellas personas, colectivos y organizaciones que saben que la salida de esta situación no está en limar las aristas del capital, sino en acabar con él; es decir, en la lucha por una sociedad sin explotadores ni explotados, en la lucha por una sociedad socialista. Planteamos la necesidad de una herramienta colectiva que nos permita la unidad de acción y un debate sobre las bases del marxismo, entendido éste en un sentido amplio que incorpore las aportaciones del leninismo y de otras corrientes que han enriquecido la teoría de la praxis.
No pretendemos hacer discursos grandilocuentes, estamos convencidos de la responsabilidad que afrontamos todos y todas. Proponemos ya un primer paso. Tenemos la necesidad de un espacio de encuentro común, en el que se puedan sentir cómodos todos los comunistas, tanto los que provienen de organizaciones como los que no. Será necesaria una buena dosis de generosidad, actitud y mente abiertas y voluntad unitaria para echar abajo los muros que aparentemente nos separan; unos obstáculos que muchas veces han sido erigidos por nosotros mismos. Debemos dejar respirar al marxismo como teoría viva y transformadora para que refuerce su condición de terreno fértil en el que se promueve el debate, la reflexión y la práctica, sin llaves secretas que dan la razón a unos elegidos. Un lugar donde analizar entre camaradas la nueva realidad, en el que la teoría dé respuesta a la lucha y sus formas y en el que construir la unidad de acción necesaria para alcanzar el éxito. Un espacio que, desde su nacimiento, se sepa parte de la lucha internacional contra el capital.
Ratificamos como una sola voz las últimas palabras de Rosa Luxemburgo:
“¡YO FUI, YO SOY, YO SERÉ!”
Convocatoria del encuentro:
SÁBADO, 26 DE SEPTIEMBRE, 11:30 A 14 HORAS.
C.A.U.M. C/ ATOCHA, 20 – 1º IZDA.
https://encuentrocomunista.wordpress.com/
“No se trata de reformar la propiedad privada, sino de abolirla; no se trata de paliar los antagonismos de clase, sino de abolir las clases; no se trata de mejorar la sociedad existente, sino de establecer una nueva”.
Carlos Marx
¿De qué servirá la MAREA TARONJA cuando tenga un grupo parlamentario propio en un sistema esencialmente capitalista, nacido en una gran farsa llamada transición, y constatemos todos de que carece de capacidad, fuerza y resonancia para presionar y cambiar una Constitución y un régimen esencialmente neofranquista?
Los cambios políticos no se producen aceptando con tanta sumisión el juego parlamentario que imponen los que de verdad tienen el Poder…. Y ese Poder es esencialmente económico.
Es en las Cortes de España donde se representa una de las más burdas y mezquinas farsas, un vulgar sainete.
Compromís acepta con alborozo e inusitada alegría el chantaje de un Mesías, de un pastor de cabras creado por los medios de intoxicación del capitalismo a cambio de un puñado de poltronas en el Congreso de los Diputados en Madrid. Y esa aceptación sumisa de la propuesta de una organización ciudadanista venida a menos y carente de organización y programa, supondrá la perdida de credibilidad de Compromís, generando una gran decepción entre sus votantes, pues la secta de Pablo Iglesias y Ciudadanos son los recambios que ha preparado el sistema capitalista en España para perpetuar el bipartidismo, una vez agotados y amortizados el PSOE y el PP.