El record que fa Ángel Rebollar des del mitjà La Marina Plaça, de Vicent Balaguer, el més entranyable i volgut

En recuerdo de Vicent Balaguer

Ángel Rebollar y Vicent Balaguer en el acto de homenaje que la Flexió Verbal le dedicó el 24 de agosto de 2019

ÁNGEL REBOLLAR.
Los amigos especiales, Vicent, siempre os vais en los momentos memos oportunos. Sí, Vicent, los Mestres, aquellos de los que hemos de aprender, cuando partís dejáis un vacío imposible de llenar. Claro que sabemos que nadie es imprescindible en esta vida, eso es evidente, pero los que como tú sois guía y ejemplo para tantos siempre omitís una clase por impartir, un espacio en blanco, inmaculado, queda en los sentimientos de aquellos que te habíamos elegido de Mestre.

Vicent Balaguer fue un hombre forjado a sí mismo que, sin formación académica, compaginó su actividad de empleado de banca con el teatro, tanto como actor como escritor, también fue poeta e historiador. Los libros Dénia a la postguerra y Vivències i documents y Personatges populars, le granjearon el reconocimiento de historiador de la villa de Dénia, así como el título de Hijo Predilecto.

Vicent Balaguer, a pesar de todo, nunca ha sido suficientemente valorado y reconocido por los distintos representantes del Consistorio dianense. Estoy seguro de que ahora, en su ausencia, algunos han de reflexionar, por el tamaño del gran hombre que se marchó. Deja un gran vació que, en la sociedad de su Dénia amada, hoy por hoy carece de remplazo. Espero y emplazo al actual Ayuntamiento para que, con la prontitud requerida, haga los debidos honores a quien tanto aportó a la cultura de esta ciudad, con su esfuerzo, dedicación y la humildad, que siempre le caracterizó.

Vicent Balaguer fue un hombre coherente y leal a sus ideales. Republicano valencianista, defensor de los entornos naturales, no faltó a las citas para defender al emblemático Montgó contra la devastación urbanística, tampoco por el tan necesario tren, cuya falta deja a Dénia aislada de las capitales alicantina y valenciana. Pertinaz defensor de su lengua valenciana, sin radicalismos, pero con la insistencia necesaria y la ponderada mesura que siempre mostró, así como en la defensa de todos los Derechos Humanos.

Yo tuve la suerte de conocerle diez años atrás, en una tertulia poética que se creó por iniciativa del excelente rapsoda Edorta Olalde, la que más tarde se convertiría en el grupo de poetas Poesía en la Marina. Vicent siempre fue un elenco de sencillez, de él, el Mestre, aprendimos todos los que quisimos, porque nunca discriminó ni escatimó recursos para quien quisiera aprender. Junto al maestro de guitarra clásica Joaquín Boscá nos hicieron crecer y disfrutar en innumerables noches de poesía. Boscá, otro ejemplo de humanidad, sapiencia y sencillez, desaprovechado y inexplicablemente falto del reconocimiento debido. Después, durante más de 30 programas, en el espacio de Radio Mistelera que edito y dirijo. Cambalache, en el apartado de Nostres Arrels, durante 20 minutos todas las semanas, Vicent nos desgranó a otros tantos personajes de la historia de Dénia. Fue sin duda un gran honor que atendiera mi petición y compartir micrófono con tan ilustre persona, con la que poder aprender en todos los aspectos de la vida.

Recientemente el día 24 de septiembre, último día de la Flexió Verbal realizada en la Mistelera, fue objeto de un entrañable, sencillo y emotivo homenaje, donde me cumplió la honra y la responsabilidad de presentar y hacerle entrega, junto a Pau y Pepu Soler y Ángela Alvarez, de la Gallinacea Flexionera, en reconocimiento a su gran persona y su dedicación y compromiso con la cultura de nuestra tierra. Fueron sus últimos poemas, los que nos recitó el divulgador de Ausias March, Joan Fuster, Vicent Andrés Estellés y tantos otros maravillosos poetas valencianos que me presentó.

Sin Vicent, nadie volverá a ir a Calcuta de la misma forma, ni los amantes mejores de valencia se amarán con la misma intensidad, ni será posible regalar un león, al niño, que su padre busca con insistencia. Sin Vicent quedamos huérfanos de esas emociones que nos trasmitía al recitar estos poemas. Balaguer sabía como nadie insuflar a cada verso su justa inflexión, Vicent no recitaba, inyectaba sangre a las estrofas, las ponía el nervio necesario, las vestía de carne humanizándolas, transformaba los poemas hasta darles la vida que justificaba su existencia. Para los que, como yo, la naturaleza nos hurtó facilidad para entender correctamente la lengua valenciana y cualquier otra, nos hacía sentir, nos inyectaba directamente en la emotividad para entender. Soy consciente que esa incapacidad idiomática, me ha privado de encontrar otra intimidad, quizás más profunda, con él. Me enternece, emociona y llena de orgullo y honra, saber que alguien tan insignificante como yo ha podido contar con su sincero afecto.

Quiero utilizar esta columna, para pedir al Ayuntamiento de Dénia, que no se demore en hacer justicia a quien irreparablemente no podrá disfrutarla. Urge una calle que inmortalice la figura de tan único e ilustre personaje de nuestra ciudad.

Vaya desde aquí mi más sentido pésame a toda su familia y en especial a Dolors, que tantos años dedicó a hacerle feliz y alargar la existencia, de aquel al que rindo pleitesía desde esta página y que siempre guardaré en mi corazón un lugar muy especial. Hombres y mujeres como Vicent Balaguer dan talla a la categoría humana y hacen de este mundo un lugar habitable.

 

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